Lenguaje inclusivo con perspectiva de género
Como parte de la evolución del ser humano, hoy en día es posible expresarse libremente y de forma respetuosa con el género. Para ello, a la hora de comunicarnos debemos tener en cuenta dos factores: el lenguaje inclusivo y la perspectiva de género.
El lenguaje sexista esté muy arraigado en la forma de hablar y escribir de nuestra sociedad. De hecho, la mayoria de personas lo utilizan continuamente sin ser consciente de ello.
Pero, esto no tiene que ser así. Es posible moldear nuestra forma de hablar o escribir, incluso la de pensar, a una forma más respetuosa con el género. Ya sea para demostrar respeto hacia la percepción propia o la forma en que cada quien desea mostrarse ante la sociedad y el mundo.
Antes de entrar en detalle y con los ejemplos, vamos a parar un momento para explicar de forma breve ambos conceptos.
¿Qué es el lenguaje inclusivo?
El lenguaje inclusivo es una forma de expresión en modalidad verbal o escrita que emplea elementos del vocabulario considerados como neutros.
Esto permite incluir en cualquier temática a las personas que no se identifican simplemente con el género masculino o femenino, de forma que sean consideradas como parte de la sociedad independientemente de ello.
Este tipo de lenguaje evita la discriminación y permite que todas las personas puedan sentirse incluidas, en igualdad de condiciones a nivel social, con lo que se está diciendo.
Aunque, sin duda, se trata de algo novedoso para mucha gente, representa años de lucha para quienes defienden el uso del lenguaje inclusivo y vale la pena conocer sobre el tema.
Concretamente, el lenguaje inclusivo es una forma de expresarse sin discriminar o excluir a quienes no se identifican o pertenecen a un grupo particular. Y no solo al genero sexual, sino que abarca que va muco más allá y contempla evitar cualquier tipo de disciminación, por ejemplo el racial. No olvidemos que la discriminación hacia las personas puede ser de cualquier tipo.
¿Qué es la perspectiva de género?
La perspectiva de género es un término que se refiere a la identificación y diferenciación de una persona respecto al grupo al que considera que pertenece y aquellos a los que no.
Esto implica que la perspectiva de género es un concepto que va mucho más allá de la diferenciación clásica considerada únicamente biológica entre géneros como el femenino y el masculino. La perspectiva de género también aplica al ámbito social, económico, político u otro.
La perspectiva de género hace referencia a los mecanismos o métodos que las sociedades y las culturas emplean para identificar lo “femenino” y “masculino”. Todo ello con el objetivo de crear un entorno más inclusivo y luchar contra las desigualdades entre géneros, Evitando así las posibles marginaciones reultantes.
Entonces, ¿qué es el lenguaje inclusivo con perspectiva de género?
Una vez que se tienen claros los conceptos principales de ambos términos, es oportuno entender lo que significa el lenguaje inclusivo con perspectiva de género.
El lenguaje inclusivo con perspectiva de género hace referencia a la revisión, modificación y eliminación de las referencias verbales discriminatorias. Aquellas que afectan a personas que quedan excluidas, ya sea directa o indirectamente, de la sociedad a causa de los antiguos constructos de género que existen como el “femenino” y “masculino”.
Este tipo de discriminación ocurre cuando en el texto o discurso se emplean expresiones sexistas, androcéntricas o misóginas, atacando directa o indirectamente y de forma conscient o inconciente a quienes no se identifican con aquellos parámetros antiguos considerados como norma social.
Evidentemente, se trata de algo que requiere tiempo y esfuerzo para lograrse. El lenguaje inclusivo con perspectiva de género es un movimiento actual que pretende modificar la manera de hablar y escribir de la sociedad, de modo que se transformen en formas de expresión integradoras o inclusivas.
Para ello, los principales movimientos representativos alrededor del mundo han recopilado y condensado información técnica que puede facilitar el proceso en el que se procura el rompimiento de los antiguos hábitos de expresión verbal y escrita, ofreciendo alternativas neutras o inclusivas.
Un ejemplo de lenguaje inclusivo con perspectiva de género es una tendencia que se promueve actualmente en medios sociales y consiste en la sustitución de “él” o “ella” por un elemento más neutro como “elle” para quienes no se identifican con ninguno de los dos primeros.
También, se habla de incluir “elle” como una tercera expresión en situaciones como:
“Buenas tardes para ellas, ellos y elles”
Esta perspectiva no es nueva, sino que años atrás algunos foros tambien sugerian la utilización de la @ como elemento integrador de ambos géneros.
Estas perspectivas chocan con la correcta utilización de la lengua española. Por lo que no será facil su implementación. Sobre todo a nivel formal.
En todo caso, lengua española es suficiente rica y laxa como para poder utilizarla de forma integradora. Eso sí, requiere un esfuerzo y adaptación. Pero eso ya depende del conjunto de la sociedad
Ejemplos y consejos de lenguaje inclusivo con perspectiva de género
En muchas ocasiones no es necesario la alusión al género. También se considera lenguaje inclusivo con perspectiva de género simplemente decir “Buenas tardes”, sin hacer referencia a nada más.
- Buenas tardes
- Buenas tardes a todos
Uso de pronombres y determinantes sin género
En el casos de los determinantes y los pronombres se debe utilizar formas neutras o que no hagan referencia explicita a un determinado género.
- Quien ha llegado después
- Quienes iban en coche
- Las personas adolescentes
- Las personas más viejas del lugar
- El que ha llagado después
- Los que iban en coche
- Los adolescentes
- Los más viejos del lugar
Formas dobles: forma masculina y femenina a la vez
Otra opción recurrente es dar visibilidad a ambos géneros. eso sí, en estos casos es recomendable limitar su uso, ya que es un recurso que alarga el texto y dificulta su lectura. Si se abusa de ello, el texto puede resultar poco fluido.
En estos casos es recomendable alternar entre el primer y segundo lugar la referencia femenina y masculina.