Liderazgo con perspectiva de género
Desde tiempos remotos las personas se han acostumbrado a relacionar el liderazgo con el género masculino. Esta es una visión arcaica y estereotipada que al día de hoy se está derrumbando.
Existe una nueva forma de liderazgo con perspectiva de género, que da paso al ascenso por méritos propios al margen de la identidad de la persona. Dejando atrás así los liderazgos basados en el patriarcado.
Rompiendo los esquemas del liderazgo en la antigüedad
La perspectiva de género y su aplicación en todos los ámbitos de la sociedad es un proceso que se lleva a cabo diariamente. Esta ardua labor es una tarea continua de cada persona, cuya recompensa es la igualdad.
En tal sentido, es necesario romper con esos paradigmas en los que el liderazgo está condicionado por el sexo. Para ello se requiere la participación de todas las personas y el trabajo en cada ámbito de la vida.
Este cambio apuesta por el desarrollo de competencias personales, las relaciones y gestión organizacional como aspectos claves para ejercer el liderazgo con perspectiva de género, en lugar de condicionarse por el sexo o el estereotipo de género.
Liderar sin género
Hace décadas el liderazgo se ponía «de facto» en manos de los hombres mientras que las demás personas pasaban a ser subalternas.
Sin embargo, con el pasar del tiempo se comenzó a considerar a la mujer como una alternativa perfectamente viable para el liderazgo. Todo y así, estos atisbos de liderazgo sin tener en cuenta el género dista mucho de alcanzar una paridad de género en este tipo de puestos.
Dado que con el pasar de los años, estos pequeños cambios no han sido suficientes, la sociedad ha apostado por romper estos paradigmas.
Parte de esta ruptura se ha orientado a la premisa de “liderar sin género”, partiendo de la realidad innegable de que a la hora de ser líder no importa el género de las personas sino que puedan contar con las habilidades, fortalezas y demás características para el puesto.
Con base en ello, es posible entonces resaltar 4 características del liderazgo con perspectiva de género.
Humanidad y profesionalismo
Tal como Howard Gardner dijo: “una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional” es fundamental considerar que todo buen o buena líder debe primero ser un excelente ser humano, además de las habilidades para desempeñar su cargo.
Entonces, liderar desde la perspectiva de “un ser humano” hace posible que la persona líder, independientemente de su identidad tenga respeto, ética y profesionalismo con las demás personas, Cumpliendo y velando así con los principios de la perspectiva de género.
Constante aprendizaje
Contar con la capacidad de aprender cosas nuevas, aceptar los cambios y aplicarlos es parte fundamental del liderazgo.
Esto permite un liderazgo abierto con perspectiva de género y adaptable a la realidad actual de la sociedad.
Empatía
Este término suele ser poco valorado y en realidad un buen liderazgo está claramente condicionado por la efectividad del equipo de trabajo.
En tal sentido, demostrar empatía con las personas que integran el equipo, motivar, respetar y empoderar al margen de su identidad es fundamental para practicar un liderazgo con perspectiva de género.
Capacidad para la toma de decisiones y resolución de problemas
La asertividad en estos aspectos implica dejar de lado los prejuicios y la discriminación. Actuar de forma inclusiva y con el respeto como premisa básica. Esto es indispensable para poder poner en práctica las habilidades profesionales, de la mano con el liderazgo con perspectiva de género.