Perspectiva de genero en la investigación

La perspectiva de género en la investigación es un enfoque que busca incorporar el análisis de las desigualdades y las relaciones de poder entre hombres y mujeres en el proceso de producción de conocimiento científico. Esta perspectiva no solo implica reconocer la diversidad de experiencias, intereses y necesidades de ambos sexos, sino también cuestionar los supuestos, los métodos y los objetivos de la investigación desde una óptica crítica y transformadora.

Beneficios de la perspectiva de Genero en la Investigación

La perspectiva de género en la investigación tiene varios beneficios, tanto para el avance de la ciencia como para el desarrollo social. Por un lado, permite visibilizar y valorar las contribuciones de las mujeres a la generación de conocimiento, así como identificar y superar los sesgos y las barreras que limitan su participación plena y equitativa en el ámbito científico. Por otro lado, permite generar conocimientos más relevantes, rigurosos y sensibles a las necesidades y demandas de la sociedad, especialmente de los grupos más vulnerables y excluidos. La perspectiva de género en la investigación requiere de un compromiso ético y político por parte de los investigadores e investigadoras, así como de un apoyo institucional y normativo que facilite su incorporación efectiva en todas las etapas y dimensiones de la investigación. Asimismo, requiere de una formación específica y continua que permita desarrollar las competencias necesarias para aplicar esta perspectiva de manera adecuada y coherente.

Investigación en clave Perspectiva de Género

Un aspecto clave para aplicar la perspectiva de género en la investigación es el uso de un lenguaje inclusivo y no sexista, que reconozca y respete la diversidad de identidades, expresiones y orientaciones de género. El lenguaje es una herramienta fundamental para comunicar y construir la realidad, por lo que su uso tiene implicaciones sociales, culturales y políticas. Un lenguaje inclusivo y no sexista busca evitar la discriminación, la invisibilización y la subordinación de las mujeres y de las personas que no se ajustan a las normas de género dominantes, así como promover una cultura de igualdad y respeto a la diferencia. Para lograr este objetivo, se pueden utilizar diversas estrategias lingüísticas, como el uso de términos genéricos, el desdoblamiento, el uso de la arroba o la e, el uso de sustantivos colectivos o abstractos, el uso de pronombres neutros o variables, entre otras. Estas estrategias no son excluyentes ni inmutables, sino que se adaptan al contexto y al propósito comunicativo de cada situación.

Lo importante es tener en cuenta que el lenguaje no es neutro ni inocente, sino que refleja y reproduce las relaciones de poder existentes en la sociedad. Por ello, es necesario adoptar un lenguaje inclusivo y no sexista que contribuya a generar conocimientos más justos y equitativos desde la perspectiva de género.

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